sábado, 17 de marzo de 2012

Chimenea


-    ¿Ves algo?
-          Ni pijo.
-          ¿Ni un solo vasco?
-          Ni un solo vasco.
-          30 años aquí arriba y nada.
-          Y nada.
-          ¿Estamos habladores hoy, eh?
-          Tengo nostalgia.
-          ¿De qué?
-          De cuando esto era un erial y no tanto pisito y tanto carril bici y tanta mierda.
-          No es de eso, es de cuando eras joven.
-          Ya no subo las escaleras como antes. Si al menos nos dejasen salir a la calle.
-          Hasta los 65, nada. Lo ponía claro en el contrato.
-          Para cuando salgamos igual ni mear en la calle se puede ya.
-          Hombre, no jodas.
-          ¿Qué has hecho de comer hoy?
-          Lasaña.
-          Me sale por las orejas.
-          No me ha dao tiempo a quitarle las plumas a la paloma que cazamos ayer.
-          Si al menos nos trajeran algún periódico.
-          No. Recuerda que el que lee lo mismo se forma una opinión.
-          Si yo no es por la opinión, es leer qué veríamos en la tele si tuviésemos tele.
-          Mira ese jambo.
-          Hostia, se ha comprao bici nueva y el equipo completo a juego.
-          Esa bici igual cuesta 600 pesetas.
-          O 1.000.
-          No jodas.
-          Ya te digo.
-          Está hablando por un walkie-talkie.
-          Estará hablando con aquella de allá, la del chándal impoluto.
-          ¡¡¡Rubia!!!
-          Pero si no te oye, bobo.
-          Ya, por eso grito. Ya sabes que no soy de esos.
-          Y es pelirroja.
-          Son mechas.
-          Cómo se llamará…
-          Martina.
-          Teodosia.
-          María.
-          Raquel.
-          ¿Ni un vasco?
-          Ni un vasco.
-          ¿Lo apunto yo en el parte?
-          Haz favor. Y ponles en la nota que nos hace falta pan rallao y jabón de trozo.
-          Y mantequilla.
-          Y mantequilla.
-          ¿Me quieres?
-          Que siiiiii.
-          Ni un vasco.
-          Ni un vasco. ¡Y que se acuerden del catalejo nuevo!